El Desorden De Tu Voz
Cerrar los ojos para escuchar tu voz
es como saludar
y estallar
y no retroceder
ante la estela de fantasmas
cuando fabrican humo,
es ser un ser quebrado
y estar enamorado de lo roto.
Apretarse contra tu voz
es para oír el mundo
con delicada luz y en llamas
y lo oscuro
es volver y llover
y llorar por los oídos.
Someterse otra vez
a las ondulaciones de tu ruido
es una masa física
que se compone de andamiajes
y yo me caigo por las ramas de lo etéreo
y los ángulos
de un paralelepípedo
y quiero que mis ojos se parezcan
a las espinas de un rosal.
Y mis guantes delinquen
y mi voz presupone
el fondo de lo profundo de mis dedos
y el hierro me nombra su herradura
y la palabra confiesa
ante el banquillo de los locos
y el juez
se declara ser ciego
y se altera
y me altero.
Cerrar los ojos para escuchar tu mundo
es desear tu voz
engendrando las cosas.
.
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